lunes, 28 de febrero de 2011

Nadie en les Senderes

Si perdido en el monte está Puifel, ya no os digo les Senderes, un despoblado que formaban dos grandes casas y que llegó a tener 11 vecinos.
No voy a dar su situación, dejando al avispado lector interesado que él mismo lo localize.
Poco hay que ver en éste lugar, la vegetación lo tiene paracticamente invadido y es dificil tomar imágenes claras del mismo. La destrucción interna de las casas es total y añeja, no quedando en éllas apenas rastro de vida humana.

Entrada a la calle única desde los campos de cultivo. Un gran árbol preside una pequeña placeta con una roca a sus pies haciendo las veces de banco.

Aquí vemos uno de los establos, conserva parte de su primera planta hecha de madera.

Y aquí un redil techado de escasa altura, hay que entrar casi a gatas. ¿Cuánto pesará éste tejado?.

Las casas contaban con sendos aljibes que vemos aquí, aunque tenían cerca una fuente que ya reseña el Madoz.

Una de las casas conserva en su entrada principal éste gran dintel monolítico.

Vemos aquí la entrada a la planta de habitación desde la calle.

Las dos casas eran de gran tamaño y de una solidez indiscutible, la prueba es que todavía están en pie.

Recóndito lugar donde los haya, les Senderes permanecen dando testimonio de una vida antigua y casi olvidada.

domingo, 27 de febrero de 2011

Nadie en Puifel

Ni antes ni después hubo otro camino hasta Puifel que aquel que unicamente puede andar un mulo, la repoblación forestal de sus tierras lo mantiene oculto entre un abancalado y denso bosque de pinos.

La imagen anterior ha sido tomada del visor Sitar, herramienta fundamental para arqueólogos de sofá, whisky y cigarrito, cuyas imágenes, especialmente las del vuelo USAF del 1958, muestran el profundo y radical cambio de la Ribagorza desde entonces hasta nuestros días.
Son imágenes de escasa resolución, sin embargo, se aprecian en éllas las obras previas y primeros encofrados de los pantanos que anegaron en ésta zona bastante más que huertas y campos.
En el caso que nos ocupa, el abandono fue consecuencia directa del progreso.

La ruta hasta Puifel supone andar 2,6 km con un desnivel de 158 m.
Con un todoterreno de los buenos y altos, ya que las barrancadas son de cuidado, puede accederse con cierta pericia hasta el cortafuegos de la sierra de San Marc.
A partir de allí y llegados a cierto punto debemos internarnos en un bosque de repoblación donde perderse es lo más fácil del mundo.
El bosque es de bancales idénticos y su espesura nos dejará sin puntos de referencia, es decir, sin guía.
Sobra decir que sin unos conocimientos claros de la topografía de la zona ya ni acercarse, y con todo, yo accedí guiado por el gps, que fue mano de santo ésta vez.

Si disponeis de un smartphone con receptor gps y sistema operativo Symbian o Android, podeis instalarle el navegador Garmin, y hacer funcionar éste sobre el mapa TopoHispania V3.
Este mapa es de tipo militar con gran cantidad de datos del territorio, permite marcar puntos y lo considero imprescindible para todo aquel que quiera moverse por la montaña.
Tras un tramo de pista sinuosa veo el cortafuegos.

Por aquí lo abandono y me interno en el bosque.

Desde un claro a 500 metros del pueblo, no podemos verlo a pesar de tenerlo enfrente.

Imagen tomada de espaldas a Puifel, donde se ve la sierra de San Marc y escasamente entre los arbustos secos el sendero que me ha traido.

Puifel, cuyo topónimo corresponde a Podium Fidelisi, era en el 1100 de Valença de Tost y formaba unidad administrativa con les Senderes,(despoblado que veremos en breve).
El Madoz nos da 23 habitantes, pero sólo constan
11 en 1848.
El primer edificio que nos encontramos parece ser un gran establo.
Faltan algunas plantas pues eran de madera y han desaparecido.

En los bajos vemos los pesebres de piedra.

Y al lado un pequeño aljibe.

Se mantienen en pie dos grandes casas, aunque su interior está practicamente destruido.

Junto a éllas se ve otro aljibe.

Las casas están totalmente vacías de enseres mostrando infima traza de habitación humana

En la planta baja podemos ver este pequeño silo con sus comederos.

La baldosilla es todo un lujo contando que se trajeron hasta aquí a lomos de un animal.

Tenían su horno de pan.

Y varios contenedores de piedra en la bodega para el aceite.

Cerca del pueblo existe ésta pequeña ermita dedicada a San Esteve y que parece datar del S.XVII, practicamente derruida.

El track hasta Puifel puede descargarse libremente aquí por si alguien se anima.
Las vistas desde el pueblo y en su ascenso al mismo son amplias y muy dignas de disfrutarse, el entorno está practicamente salvaje y el lugar sumido en el olvido para siempre.

viernes, 25 de febrero de 2011

Nadie en L'Estall

La reciente adecuación de la pista desde Viacamp al Estall y Montfalcó, (Montfalcó no existe para Google maps, por eso no hay enlace), hacen pero que mucho más fácil mi segunda visita a este despoblado de la Ribagorza.
El proyecto de mejora ya tiene unos años como podemos ver en la Resolución 7 Agosto del 2008 del Instituto Aragonés de Gestión Medioambiental.
Donde se revelan los últimos objetivos de dicha obra: "El objeto del proyecto es la mejora de las características geométricas y del firme del camino que une la carretera N-230 con el embalse de Canelles con la finalidad de dar servicio a un posible aumento de tráfico rodado, incluidos vehículos de gran tamaño como autobuses, derivado del uso turístico y hostelero de edificaciones del núcleo de Montfalcó y de un embarcadero en embalse de Canelles."
A partir de aquí saque cada cual sus conclusiones.

Antes que se convierta la zona en un vertedero declarado mezclado con ruinas, quiero ver cómo vivían éstas gentes visitando las pocas casas que quedan en pie.
Televisión de Cataluña dedicó un programa a su último habitante en el año 1994: Santiago Pena Capdevila. Video que les recomiendo efusivamente, donde hablan los vecinos del lugar más agreste, salvaje e indómito de Aragón.
Vecinos de unos pueblos asentados en la faz de una tierra antigua, surcada de arrugas milenarias, que describió minuciosamente Manuel Benito Moliner en su trabajo sobre el Montsec de L'Estall.

Quédense con la cifra de densidad demográfica de la zona: tres millones de metros cuadrados por habitante, sí, han leido bien, tres.

Aquí vemos la calle única del pueblo tomada por la maleza.

A la derecha vemos la entrada a la sacristía.

La iglesia, originalmente fue de un románico rústico, reformándose con el tiempo. Tenía adosada una sacristía en el lado de la epístola que estrechaba la calle.

Conserva parte de su cancel de madera y algunos detalles barrocos.

Su cubierta está derruída, manteniéndose en pie el ábside y sus capillas laterales.

En una de éllas se conservan éstas pinturas fechadas en el año 1866, hace hoy más de 140 años.
En España somos así de espléndidos con el arte, siempre lo tenemos en "exposición permanente".

Los arcos de entrada a las casas son de piedra tallada, y algunas muestran revoco de primeros del siglo pasado en sus fachadas.

En los bajos pueden verse todavía los atalajes de las bestias abandonados, los aros de las botas y los establos.

A pesar de disponer el núcleo de una fuente, esta casa contaba con su propio aljibe.

En la cocina pica de piedra monolítica.

Y hornillos de carbón integrados en el poyo.

Una tinaja encastrada en una esquina sirvió para contener el aceite.

Cerca de la cocina esta cantarera.

Aquí vemos la letrina, para los más jóvenes: donde nuestros ancestros hacían sus necesidades. No llegó a haber agua corriente ni luz eléctrica en el pueblo mientras estuvo habitado.

El hogar es de los típicos de la zona, con la configuración habitual de sendas ventanas orientadas a poniente y dos bancos corridos a cada lado.

Una vez sea vandalizado vendrá a quedar más o menos así.

En la azotea vemos cestos y enseres varios carentes de valor: zapatos, botellas y en general por las casas mucha suciedad traída desde fuera.

Pueden verse también ciertas estancias divididas en departamentos para almacenar productos agrícolas.

Una de las casas muestra en su sala noble una singular decoración, que vista la situación del pueblo, ya era notable lucimiento.

También los extremos de los revoltones del techo fueron decorados como se ve en la imagen.

El impacto del turismo en esta zona, cuyos infernales 17km. de pista han mantenido casi virgen, habrá de ponderarse pasado un tiempo. Hasta la fecha las tierras de L'Estall son un coto de caza que reune a los cazadores en dos módulos a la entrada del pueblo.

Ya se explica en el video que el embalse de Canelles cortó la comunicación con Cataluña y sus mercados al otro lado del río de éste y otros pueblos.
Su sistema de vida no iba a soportar el tremendo y radical cambio que representó la industralización de la gran mayoría de los procesos humanos, especialmente los ligados a la agricultura y ganadería.
Aquello que en su día se llamo "progreso" y que nos está llevando hacia la barbarie actual debido a la mala gestión de los recursos del planeta. Tampoco hace falta ser muy listo para darse cuenta de esto.

Pero aquellas gentes que vivieron en una economía de supervivencia, en un aislamiento feroz, y que podrían enseñarnos a sobrevivir a todos nosotros en un ambiente cuya hostilidad no podemos ahora ni suponer, ¿que ha sido de éllos?, ¿viven aun?. Bien, viven ya relativamente pocos, pues para éllo han de tener no menos de 65 años actualmente.
Los que tengais la suerte de conocer alguno, caso en el que yo me hallo con una tía mia que es más vieja que Matusalén, notareis como son auténticos fósiles vivos, son casi seres de otro mundo, un mundo extinto del que nada más éllos tienen memoria.
Escucharles hablar es volver a un pasado de claros y oscuros.
Oscuros de hambre, de guerras, de miseria...(decir miseria cuando se habla del ser humano es una obviedad del tamaño de un mamut lanudo pero bueno...).
Y claros de una humanidad tan profunda que desde nuestra superficial, fría e individualista perspectiva nos cuesta de comprender, pues para éllo primero deberíamos tratar de comprender su mirada, antes que sus palabras.

Más fotos e información: Despoblados de Huesca - L'Estall