viernes, 7 de febrero de 2014

El relevo de canteros en Santa Margarita de Privá.


La iglesia del ya desaparecido castillo y núcleo de Privá es uno de aquellos lugares favoritos ni que sea por lo tranquilo del paraje. Partiendo de Vilanova de la Sal en dirección a Montealegre, podemos dejar el vehículo en la fuente de Fontanelles, donde nos reciben los majestuosos robles que la rodean.
Un kilómetro y medio escaso de sendero perfectamente indicado nos lleva hasta el cerrillo que corona el templo.
Hace unos años que se puso uno de aquellos estúpidos carteles donde se muestra en foto lo que podemos ver con nuestros propios ojos. Se salva algo el texto explicativo.

Del expolio quedan los muros laterales con parte de los fajones y vestigio de la cubierta apuntada, faltando tanto ábside como hastial de poniente.
Columna adosada en el primer fajón sobre el que se apoyaba el ábside. La capilla contiene un nicho cuadrado en uno de sus lados y goznes de piedra de su cerramiento en el suelo.
Se conserva en el lado de la epístola la escala de caracol de su campanario en el extremo oeste y media docena de ménsulas en la parte superior del muro.

Mientras que en el del evangelio una más que bonita portada tardorrománica mira hacia el norte del páramo cultural patrio.

Variados son los símbolos, marcas y grafitis de la portada que contrastan con la austeridad decorativa interior, que sólo permite unos dientes de sierra en uno de los capiteles.
Con cierta precaución se puede acceder a la cubierta por la escala de caracol, desde donde tomar imágenes como estas.

Vayamos al tema...
Una observación atenta del paramento sur del templo revela un cambio en la calidad de la talla y acabado.
En la imagen les he remarcado la junta donde se produce el cambio.

Dando por hecho que aprecian la diferencia que señala el remarcado, vamos al interior a confirmar si es así.(En esta imágen se aprecia además un sillar "discordante").
Desde la cabecera y hasta algo más allá del fajón que dividía la nave, la fina talla y escuadrado de los sillares no tiene nada que ver con el resto. Además los primeros canteros rejuntan tanto externa como interiormente, dando un aspecto mucho más liso a su obra.
Las marcas son reveladoras.
En el paramento norte vemos claro el relevo.

En la imagen anterior se ve el resto de una pequeña grada debida al desnivel entre el lado norte y la nave, mi amiga Laura Alberich apuntó que quizá hubiese una tarima de madera, quizás así fuese, en la parte baja del muro sur se ven estos mechinales.
Resumiendo: El inicio de la nave lo construyen unos tipos que marcan con una V y una L tumbada, tallan muy fino y rejuntan los sillares, existen algunas marcas más en el primer tramo pero son únicas. A partir de cierto momento el tallado es más basto y no se rejunta. Las marcas cambian para cada muro. En el sur uno marca con una A vasca, otro con una cruz griega y un tercero con una flecha de punta abierta. Son los que tallan el campanario de base escalonada que vemos.
En el muro norte participa el de la cruz griega, no así el de la A, y se añade un cuarto que marca con una escuadra. Son los que tallan la portada que vemos desde el interior.
Por si fuera poco, en la imposta también se evidencia el cambio en ambos lados. En este caso el relevo define mejor sus molduras.

Queda claro que el cantero de la A supera al de la L.

Da qué pensar el hecho de que tras venir aquí durante varios años y pasar muchos ratos junto a estas paredes, no fue hasta una de las últimas visitas que empecé a sospechar. No sé si esto es reflejo de la claridad mental del que suscribe o efecto de que lo evidente queda a veces oculto por obvio.
Visita recomendada donde las haya, el paseo es una delicia y la portada es digna de ver por sus símbolos y grafitis, que nos darán no poco con lo que especular.